En la fotografía en blanco y negro que figura en su registro como diputada, y que a ella no le gusta demasiado, Ana María Ruiz-Tagle (Sevilla, 1944) lleva unas grandes gafas de pasta, el pelo oscuro, y parece dudar entre sonreír o mostrarse seria. La ficha la describe como «casada” y “abogada laboralista». Así, por ese orden. Es julio de 1977 y esta abogada de 33 años, criada entre las cigarreras de la Fábrica de Tabacos que dirigía su padre, fundadora del primer despacho laboralista de Andalucía junto a Felipe González, acaba de hacer historia al convertirse en una de las 27 mujeres elegidas en las primeras Cortes de la recién nacida democracia.