La igualdad de las pioneras

En la fotografía en blanco y negro que figura en su registro como diputada, y que a ella no le gusta demasiado, Ana María Ruiz-Tagle (Sevilla, 1944) lleva unas grandes gafas de pasta, el pelo oscuro, y parece dudar entre sonreír o mostrarse seria. La ficha la describe como «casada” y “abogada laboralista». Así, por ese orden. Es julio de 1977 y esta abogada de 33 años, criada entre las cigarreras de la Fábrica de Tabacos que dirigía su padre, fundadora del primer despacho laboralista de Andalucía junto a Felipe González, acaba de hacer historia al convertirse en una de las 27 mujeres elegidas en las primeras Cortes de la recién nacida democracia.

Foto de Ana Ruiz Tagle en la ficha del Congreso

Son 21 diputadas y seis senadoras socialistas, comunistas, de la UCD, de CiU, de Alianza Popular, que en las imágenes de la época salpican aquí y allá, como pequeños puntos de luz, unos escaños ocupados abrumadoramente por los trajes y corbatas oscuros. Descubrirlas en aquellas primeras sesiones del Congreso y el Senado, entre 637 hombres, es un poco como buscar a Wally, y así se sentían ellas. «Éramos muy pocas las que estábamos tirando de ideas nuevas, nos sentíamos como las antiguas sufragistas«, recuerda Ruiz-Tagle, que está unas horas en Sevilla para acompañar a su amiga María Izquierdo, otra de las diputadas  constituyentes, que recibe un premio Meridiana de la Junta por su larga trayectoria en defensa de los derechos de la mujer.

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